Cuando José Jerí anunció su “gira por las regiones del país”, y que dentro su ruta esta Puno, supuestamente “para atender demandas locales”, la población puneña de inmediato escarbó su memoria y recordó las famosas denuncias por violación sexual, ya archivadas, y la retahíla de investigaciones por presunta corrupción, cuando Jerí estuvo a cargo de la Comisión de Presupuesto. Pero más allá de estas degeneraciones históricas de Jerí, la población también recordó su labor de “Ponente del informe de la Denuncia constitucional 509”, a través del cual recomendó archivar la denuncia contra Dina Boluarte y varios exministros por homicidio calificado. Como era de esperarse esa “Denuncia” fue efectivamente archivada, exponiendo a Jeri, desde ese momento, como el “cachorro guardián de Dina Boluarte”.
Entonces Jerí, para Puno, más que un presidente sin corona y en flagrante desintegración psicológica y moral, es un emisario de la muerte, un verdugo con banda presidencial que intenta hacerse pasar por ángel, aunque su pasado lo condene. La carita de inocente y mente casta que intenta mostrar hacia el país, en Puno no se la cree nadie. Y por eso mismo, apenas se escuchó de su advenimiento, surgieron voces de rechazo y un abierto irascible: ¡No te queremos aquí!
Pensé que la triste situación que vivió Phillip Butters, en Juliaca, era de por sí, un claro mensaje de que en Puno no es bienvenido gente como él, y menos como Jerí, que incluso se le percibe más avezado que Butters. Entonces digo ¿A qué quiere venir Jerí a Puno? ¿No es acaso su persona un símbolo de injusticia, muerte e impunidad? ¿Cuál es la necesidad de exponerse? ¿No pensará, de modo inconsciente, que Puno ya olvidó sus “hazañas” y lo espera con los brazos abiertos? No creo.
Es cierto que el escenario actual, sirve de marco para especular varias razones. Pero diré, entre todas ellas una sobresale notoriamente, y es que: Jerí, está desesperado por ganar legitimidad social y territorial. Es esto finalmente lo que lo mueve. Este pequeño presidente, con perfil de “liberal” convenido, de adalid de la política arribista, no tiene ni un voto presidencial ganado, sino, únicamente el apoyo de un Congreso desprestigiado, que, si hablamos con lucidez y sentido común, diríamos de inmediato que ¡Con eso no se gobierna a nadie!
Entonces, ya podremos entender por qué Jerí ambiciona tanto llegar a la región puneña. Entre todas las regiones, en este momento Puno no es una región más en el mapa, sino un símbolo moral y de resistencia frente a las protestas de 2023. Y esto, por donde se mire, es claramente una gran oportunidad política que Jerí quiere aprovechar. El formula es sencilla: si Jerí logra entrar a Puno, es un decir, si logra, no solo venderá al mundo la idea que ha apaciguado a la región más indomable, que lo ha sentado a dialogar y que se ha tomado una foto con él, sino también que fue precisamente él, quien logró ser el elegido para reescribir la historia nacional e iniciar un nuevo ciclo en el país, desde Puno. Es este el objetivo mayor. Por eso invitó a Hancco a Huánuco y éste se entregó enterito. Para Jerí, Puno es como un certificado de gobernabilidad, pero sobre todo una catapulta para mejorar su cuestionada imagen y perfilar su futuro político.
A mi modo de ver todo esto encaja con una estrategia de marketing político personal. No hay búsqueda de justicia o desarrollo o algo parecido. El deseo de Jerí es construirse como un presidente hiperactivo, que dialoga con todos y pone orden y decisión a donde va. Y, en esa lógica mezquina, Puno es la tormenta perfecta, que, si la logra dominar, además de una imagen pulida, habrá ganado a todo el país. Por esto Jerí sueña todas las noches con Puno, porque necesita obtener legitimidad, foto, control y futuro político.
𝗡𝗼𝘁𝗮: Pero no se vaya a creer que José Jerí viene como el ingenuo Phillip Butters, este señor no viene a perder. Pues, de darse el hecho de que no logre entrar a Puno, que es lo más probable, no se ira con las manos vacías, tendrá la coartada perfecta para decir al país que Puno es un bastión “radical” “salvaje”, y “terrorista” que se niega al diálogo y a la Paz. Y luego, utilizará todo esto como justificación para ordenar, sin mesura ni murmuraciones, las más terribles medidas de fuerza que todo Puno lo sabe. Todo está consumado.





