Por Jaime Antezana Rivera
La juramentacion de la mayoría de ministros del gabinete de Guido Bellido, sin dos ministros (Economía y Justicia) y luego de varías horas de espera, es la consumación del error de su nombramiento por el presidente Pedro Castillo.
En efecto, si bien la juramentacion de la mayoría de ministros resuelve en parte la crisis política generado por el nombramiento de Bellido Ugarte, sin embargo, no lo resuelve totalmente. Se trata de un gabinete débil e incompleto.
Y, por otro lado, no conjura las consecuencias que traerá esa decisión política del presidente Castillo. ¿A qué consecuencias nos referimos? A qué ese gabinete débil y aún incompleto no obtendrá la confianza del Congreso.
Es decir, el gabinete Bellido nace casi sin viabilidad política. Será censurado. Es poco probable que quien no deslindó con el totalitarismo de SL y dijo que la senderista Edith Lagos tuvo una «postura en el proceso de reestructuración de nuestro país» obtenga la confianza.
El senderismo no fue -como dice Bellido- un intento de «reestructurar» el país. El senderismo fue una máquinaria asesina y terrorista que destruyó y desangró al país al que casi lo lleva a la inviabilidad y, si se hubiera impuesto, habría sido a costa de un gran genocidio.
Por esa razón, más que por su homofobia y misóginia que lo comparte con sectores de la derecha conservadora, es que la mayoría de las bancadas, con excepción de Perú Libre y Juntos por el Perú, no le darán la cuestión de confianza. Esta condenado a la censura.
Ni una autocrítica o rectificación de lo que Bellido Ugarte afirmó sobre Edith Lagos en una entrevista abierta lo salvaría. Cualquier indefinición y concesión a SL o Edith Lagos es inaceptable y lo debió excluir de presidir el gabinete. Eso sí, esa opinión no lo convierte en un «terruco» o apologista de SL.
En ese sentido, conocido el bolondron que provocó su juramentacion en la Pampa de la Quinua (Ayacucho), es un grave error del presidente Pedro Castillo mantenerlo como presidente del gabinete. Es un error que lo debilitará y le ha hecho perder aliados de centro.
Además, que le da al fujimorismo y sus variantes el «argumento» utilizado en la segunda vuelta: que hay «terroristas» en el gobierno de Castillo. O que ahí está el «castrismo» cubano que Castillo se esforzó en deslindar en el balotaje y su mensaje a la Nación el 28 de julio.
Ahí no queda todo. La coalición mafiosa y golpista que logró controlar la Mesa Directiva, por errores del cerronismo sectario, no apunta solamente a la censura del gabinete Bellido Ugarte, sino también a la vacancia del presidente Pedro Castillo. Ese es el plan hace rato.
En esa apuesta aprovecharan al máximo el debilitamiento que el gabinete Bellido ha generado en la figura presidencial para recurrir a ese cajón de sastre que es la «incapacidad moral permanente», como ya han sugerido algunos analistas de la derecha, e ir por la cabeza del presidente Pedro Castillo.
No existe, como muchos han especulado, una estrategia para que dos gabinetes no obtengan la confianza y el presidente Castillo pueda disolver constitucionalmente al Congreso. Antes que eso ocurra, lo habrán vacado. Y el gobierno ha perdido aliados de centro que lo podían defender.
¿Puede la coalición golpista y mafiosa obtener los votos para acometer un nuevo golpe/vacancia? Claro que sí. A los 69 votos que obtuvo María del Carmen Alva habría que sumarle los 10 votos de Jorge Montoya sumando 79 votos. Les faltaría 8 votos para los 87 votos que necesitan.
¿Se puede evitar ese escenario? Por supuesto. Eso pasa por lo siguiente: que el presidente Pedro Castillo asuma que el, y no Vladimir Cerrón y su partido sectario, ganó las elecciones y gobierne sin esa cúpula regional que se ha convertido en su peor enemigo.
De hacerlo debe sacar a Guido Bellido Ugarte del premiersto, algo que nadie le puede impedir, y retomar las alianzas hacia el centro y darle un curso de gobernabilidad al país y, sobre ese escenario, construir las condiciones para los profundos cambios que el país necesita.
De no hacerlo pone en riesgo su gobierno y la promesa de los cambios (una nueva Constitución y la recuperación de la soberanía de nuestros recursos naturales) por la que votaron masivamente los pueblos del sur andino, de la sierra sur-central y central, excluidos del poder y del desarrollo.
Jaime Antezana Rivera