Por J. Carlos Flores Vargas
A un mes de la segunda vuelta y, con una aparente remontada (según la prensa capitalina) de la candidata Keiko Fujimori y el apoyo de la mayoría de candidatos que no pasaron a segunda vuelta, es pertinente preguntarse ¿Cuántos votos puede arrancar la candidata?
El mayor logro electoral de la candidata y su agrupación se dio en la segunda vuelta del año 2016. En cifras aproximadas, de los 18 millones de votos emitidos, ella obtuvo 8 millones y medio. Es decir, logró sumar dos millones a los conseguidos en la primera vuelta de ese año.
PORCENTAJES DE KEIKO FUJIMORI EN VOTOS VÁLIDOS:
ELECCIONES 2011
PRIMERA VUELTA: 23.56% (3 MILLONES 449 595)
SEGUNDA VUELTA: 51.45% (7 MILLONES 490 647)
ELECCIONES 2016
PRIMERA VUELTA 2016: 39.86% (6 MILLONES 115 MIL 73 )
SEGUNDA VUELTA 2016: 49.88% (8 MILLONES 555 MIL 880 )
¿PUEDE REPETIR TAL LOGRO E INVERTIR LIMPIAMENTE LA TENDENCIA ACTUAL?
Para responder la pregunta se debe empezar examinando el voto incondicionalmente fujimorista.
VOTO DURO DEL 8 %
La politóloga Adriana Urrutia, declaró que el fujimorismo volvió a su “voto duro”, de aquellos que siempre votaron por fujimori, desde la década de los 90.
¿QUÉ TAN GRANDE ES SU VOTO DURO?
Ese tipo de voto se manifiesta en las peores épocas de un partido: para el fujimorismo, las Elecciones Generales del año 2006 y las Elecciones Extraordinarias del año 2020.
En dichas elecciones Martha Chávez logró el 7.4% de votos, unos 912 mil votos y ese porcentaje fue parecido al que alcanzaron los fujimoristas en las Elecciones Extraordinarias del año 2020, luego de la debacle de la disolución del Congreso y el encarcelamiento de Keiko Fujimori: 7.31%, es decir, poco más de un millón de votos.
En Lima, hay parte de la población de altos recursos que son incondicionales a la hora de apoyar al fujimorismo, en provincias, tal como apunta el analista René Calderón, su voto se encuentra entre el empresariado hotelero de ciudades como Puno, Cuzco o Arequipa.
PALANCA MILLONARIA
El salto de un millón de votos el año 2006 a tres del año 2011 se dio, simultáneamente, con una lluvia de millones de soles en aportes a la candidatura de Keiko.
La siguiente lista de aportes fue elaborada por el estudioso Francisco Durand.
Grandes donaciones no declaradas 2011 (primera y segunda vuelta)
1 Dionisio Romero Paoletti: $3,650,000 a Keiko Fujimori
2 Juan Rassmuss Echecopar: $ 3,400,000a Keiko Fujimori
3 Jorge Barata: $1,000,000 a Keiko Fujimori
4 José Ignacio de Romaña Letts:$260,000 a bolsa CONFIEP
5 José Graña Miró Quesada: $240,000 a bolsa CONFIEP
6 Vito Rodríguez: $200,000 a Keiko Fujimori
7 Alfredo Pérez Gubbins $ 200,000 a bolsa CONFIEP
8 Roque Benavides Ganoza: $ 200,000 a bolsa CONFIEP
9 Jorge Barata: $200,000 a bolsa CONFIEP
10 Mariela García Figari de Fabbri: $100,000 a bolsa CONFIEP
11 Gonzalo Andrade Nicoli: $50,000 a bolsa CONFIEP
12 Jorge Peñaranda: $5,000 a Keiko Fujimori
Las donaciones conocidas suman un total de $9,505,000.00 en tanto, los aportes declarados sumaron S/. 3,605,109.00. Durand, apunta que la cantidad real pudo ser mucho mayor.
Otro hecho que se dio en esas elecciones, fue la inclusión de candidatos ligados al narcotráfico lo que, a ojos de periodistas, sumó ingentes fondos a su candidatura. De hecho, en las elecciones del año 2011, la candidatura de Keiko Fujimori pudo captar 3 millones 449 959 votos.
Es importante ponerle mucha atención a esta elección y se debe apuntar que se dieron cuando Ollanta Humala estaba a poco de llegar a la presidencia. De hecho, Dionicio Romero, uno de los que facilitó el aporte, indicó que lo hacía para conjurar “la amenaza del chavismo”. Este es el escenario más parecido al de las actuales elecciones.
EL 2016 Y LA OTRA PALANCA
Todo indica que para las elecciones del año 2016, los aportes empresariales disminuyeron significativamente para Keiko (pues se fueron para PPK), sin embargo, ella pudo saltar de tres millones a más de seis, con lo cual logró pasar holgadamente a la segunda vuelta.
La inclusión de candidatos adinerados pudo jugar decisivamente este salto. El caso de Moisés Mamani en Puno puede indicar que fueron este tipo de postulantes y su “trabajo político” que incluyó la entrega de dádivas, los que le dieron los votos necesarios para llegar a 6 millones.
Es decir, se dio un caso de “arrastre” a la inversa. Fueron los candidatos de provincias los que aportaron votos a Keiko, y tomó una estrategia electoral inteligente de cara a las elecciones del año 2016.
La periodista Rosa María Palacios destaca que, para el año 2015 Keiko tenía un aparato político sumamente organizado y su imagen se había transformado en una más dulce, más cálida, limpia, no controversial a lo que se agregó, el independizarse de la figura de su padre, Alberto Fujimori.
EL PRESENTE
El escenario más parecido al actual es el de las elecciones del año 2011 cuando Ollanta ocupaba el lugar que ocupa hoy Pedro Castillo, sin embargo, hay cambios importantes.
La palanca financiera que la ayudó en las elecciones del año 2011, probablemente se mantiene. Un apunte: Solo los carteles colocados en Lima en contra de un supuesto comunismo (ya se instalaron otros en Arequipa), suponen un costo de, aproximadamente 200 mil dólares.
“El 2011-2016 recibió un total de $10,430,000 debajo de la mesa, y el 2021 puede ser más debido a la mayor polarización Lima/provincias, pobres/ricos existente”, señala Durand.
Los medios de comunicación capitalinos repiten la campaña de demolición y parcialización evidente a favor de Keiko y en contra de Castillo.
Pero su poder político está debilitado profundamente desde la disolución del Congreso y, con ello, su capacidad de usar recursos públicos para la campaña.
La imagen no controversial que ayudó a conseguir sus votos en el año 2016, fue completamente destruida así como la independencia respecto a su padre y todo, por ella misma.
El politólogo Fernando Tuesta, a pesar de sus afinidades políticas y económicas, reconoció que la candidata, «no está haciendo una campaña extraordinaria. Presentó un staff de técnicos más cercanos y, eso suena a albertismo”.
El estudioso Francisco Durand apunta que el discurso de la conveniencia de la empresa privada, el antiestatismo, el rechazo a las nacionalizaciones está debilitado luego del impacto de la pandemia, tal como se pudo recoger en un estudio poco difundido de la empresa DATUM.
Por si fuera poco, ya no son sospechas y secretos a voces las que la incriminan, sino una investigación fiscal.
En suma, la candidata tiene menos cartas que en el año 2011 y el año 2016, cuando, a pesar de sus esfuerzos y sus millones, perdió de igual manera.
El Objetivo.pe
J. Carlos Flores Vargas