La construcción del Colegio de Alto Rendimiento (COAR) en Juliaca, un proyecto educativo vital para Puno, está paralizado. Y el gran responsable de este fracaso no es otro que el alcalde Oscar Cáceres Rodríguez, quien, en vez de defender los intereses de la provincia, se dejó manipular por el exgobernador Agustín Luque Chaiña, un personaje cuyos intereses políticos y familiares están más que evidenciados en esta trama.
LA DECISIÓN QUE CONDENÓ AL COAR
Todo comenzó cuando Oscar Cáceres, en lugar de asegurar un terreno legalmente saneado para el COAR, optó por el polémico Campamento Taparachi, un predio enredado en disputas y denuncias de falsificación de firmas. ¿Por qué insistió en este lugar? Porque Agustín Luque —su asesor en la sombra— le aseguró que «todo estaba bien», a pesar de las advertencias.
Luque, en declaraciones a Sin Fronteras (29/11/2024), defendió la elección de Taparachi como «técnica». Pero la realidad es otra: su exfuncionario Sandro Belón Jara denunció que falsificaron su firma en la Resolución N° 472, documento clave para justificar la transferencia del terreno. ¿Técnica o maquinación?
El «asesor fantasma»
 Aunque Luque no figura en el organigrama, según fuentes municipales, participó en reuniones clave sobre el COAR, presionando para que se priorizara Taparachi.
LOS HILOS DE LUQUE EN LA MUNICIPALIDAD DE SAN ROMÁN
La influencia de Agustín Luque en la gestión de Cáceres es obscena. Basta ver los cargos clave ocupados por sus allegados:
Olinda Emérita Pacheco Aguilar, esposa de Luque, fue nombrada Subgerente de fomento del turismo y artesania de la Municipalidad Provincial de San Román. Designada el 14 de noviembre de 2024, en plena polémica del COAR.
Dante Coasaca, exgerente regional bajo el gobierno de Luque, hoy es gerente municipal de Juliaca por designación de Cáceres (desde agosto de 2024).
¿Coincidencia? No. Es la prueba de que Luque sigue manejando hilos, y Cáceres, lejos de ser un líder, es un títere.
El terreno que ningún vecino de Juliaca hubiera comprado
Mientras los vecinos exigen transparencia al comprar un terreno —revisando registros, evitando litigios—, Cáceres ignoró las alertas. Taparachi tenía dueños: el Sindicato de Trabajadores de Transportes, que logró una medida cautelar contra la municipalidad.
EL SHOW DE CÁCERES: DE LA NEGLIGENCIA AL ESCÁNDALO
En vez de reconocer su error, el alcalde Cáceres optó por una estrategia: culpar a otros y victimizarse.
– El recurso de oposición (un intento desesperado)
 El 10 de junio, la municipalidad presentó un recurso contra la medida cautelar del juez Guido Chavarría, acusándolo de «prevaricato». Pero omitió un detalle: el terreno nunca estuvo saneado.
– La reversión trucha
 Mediante el Acuerdo de Concejo N° 035-2025, Cáceres ordenó la «reversión» del terreno de Taparachi, alegando que la donación a Transportes en 1969 había caducado. Pero:
- No consultó a Registros Públicos para verificar si ya había sido inscrito a favor del sindicato.
- Ignoró el testimonio notarial de 1971, donde se acreditaba que el terreno seguía en disputa.
En vez de admitir su error, el alcalde montó un show mediático, acusando al juez Guido Chavarría de «prevaricato» por proteger los derechos de terceros. Pero el verdadero delito fue su terquedad, avalada por Luque, en imponer un terreno conflictivo.

La gran mentira de Luque:
- Mientras el terreno de Suches (segunda opción) no tenía problemas legales, Taparachi fue elegido sin sustento legal necesario.
- La falsificación de firmas: Sandro Belón Jara, exdirector regional de Transportes, denunció ante la Fiscalía que su firma fue falsificada en la Resolución N° 472, el documento clave que supuestamente avalaba la transferencia del terreno.
- El silencio de Rómulo Borda: El exdirector regional de Educación, vinculado a Luque, nunca explicó cómo se elaboró dicha resolución.
LA MEJOR OPCIÓN QUE DESCARTÓ OSCAR CÁCERES
Un terreno en la comunidad de Suches también en Caracoto era alternativa viable, sin problemas legales. Pero Cáceres, por consejos de Luque, la descartó. Ahora, Juliaca puede perder el COAR, y la culpa es enteramente del famoso «Oso”:
- No verificó la legalidad de Taparachi.
- Ignoró denuncias de falsificación.
- Prefirió escuchar a Agustín Luque antes que revisar la documentación del terreno.
UN ALCALDE QUE FALLÓ A JULIACA
Oscar Cáceres no fue víctima de un sistema corrupto; fue cómplice. Agustín Luque le dio el guion, y él lo ejecutó, aunque eso significara truncar el futuro educativo de miles. Mientras Puno espera el COAR, Juliaca tiene un alcalde que priorizó obedecer a su padrino político antes que servir a su pueblo.
La pregunta queda flotando: ¿Cuánto más tendrá que perder Juliaca para que Cáceres despierte? O peor aún, ¿cuánto más ocultará?
CÁCERES, TÍTERE DE LUQUE: EL FRAUDE QUE CONDENÓ AL COAR
No es coincidencia. No es improvisación. Es la crónica de una traición anunciada.
Oscar Cáceres, sometido a los intereses de Agustín Luque, tomó decisiones que hoy tienen a Juliaca al borde de perder el COAR. No fue error: fue complicidad.
Los pasillos de la municipalidad lo murmuran, los documentos lo prueban, pero el silencio cómplice lo encubre. Este reportaje es el acta de un delito contra los intereses del pueblo juliaqueño.
Que quede registrado: cuando la historia juzgue a los responsables, nadie podrá decir «no lo sabíamos”.










