Para “celebrar” esta fecha, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) le ha regalado a Boluarte un informe donde, con lenguaje muy cauto y diplomático, sugiere que ha habido masacres y ejecuciones extrajudiciales durante su breve mandato.
La última encuesta de CPI arroja que a ella la aprueba solo 1 de cada 6 ciudadanos, mientras que casi 4/5 partes de ellos la desaprueba. Esta cifra es demoledora y nunca antes una presidencia que se reclama constitucional ha llegado a sus primeras 20 semanas de gestión con tan alto nivel de rechazo.
Su principal soporte lo conforma el Congreso, el cual -según la propia CIDH- cuenta con el aval de menos del 8% como promedio en los sondeos. Ella ha decidido gobernar con y tras las fuerzas ultraderechistas contra las que ella compitió en las elecciones y que inicialmente le acusaron de haber llegado a su puesto con fraude y que la quisieron inhabilitar.
Boluarte carece de pueblo, pero posee poderosos baluartes. Estos son: los poderes legislativo y judicial, el Tribunal Constitucional, la Fiscalía, la Alcaldía de Lima y las FFAA y PNP. Su mayor protector es EEUU, quien movió las fichas para que ella remplazase a Castillo y para que ahora la CIDH y la OEA avalen ello como una legítima “sucesión constitucional”.
A pesar de haber heredado una significativa caja y estabilidad económica, ella no ha cumplido una sola de sus promesas electorales y ha enajenado al norte con su desastroso manejo de los desastres naturales.
La antigua oposición conservadora se ha pasado a su bando y las únicas críticas que le hace es por no ser más dura contra la CIDH o contra sus antiguos camaradas.
Si bien ella fue capaz de lograr el apoyo de muchos congresistas izquierdistas para vacar a Castillo y ha conseguido votos o adhesiones de legisladores sindicalistas arribistas, la casi totalidad del electorado que en 2021 la votó como vicepresidenta, le ha dado la espalda.
En una democracia seria alguien con tanta impopularidad y con tantos asesinatos no podría durar. Empero, ella quiere llegar al 2026, algo que hoy solo puede ser impedido por una ola de grandes movilizaciones y huelgas.
Isaac Bigio.