Evolución presupuestaria histórica
Desde la caída de la dictadura de Alberto Fujimori en el año 2000, el presupuesto del Congreso de la República del Perú ha experimentado un crecimiento desmedido. En aquel año, el presupuesto asignado al Legislativo era de S/ 282 millones, cifra que contrasta de manera alarmante con los S/ 1,412 millones proyectados para el 2024. Este aumento del 400% plantea serios cuestionamientos sobre la eficiencia y la austeridad de esta institución.
Los altibajos hasta el actual incremento récord
El presupuesto del Congreso ha tenido altibajos a lo largo de los años. En el periodo 2001-2011, los incrementos fueron graduales, pasando de S/298 millones en 2001 a S/411 millones en 2011. No obstante, el panorama cambió radicalmente en 2016, con la llegada al poder de una mayoría fujimorista, que marcó el inicio de aumentos significativos.
Durante el periodo 2018-2021, bajo la presidencia de Martín Vizcarra y con la disolución del Congreso en 2019, el presupuesto legislativo se redujo a S/650 millones, el nivel más bajo en años. Sin embargo, la llegada del actual Congreso, liderado por Alianza para el Progreso (APP) y Fuerza Popular (FP), revirtió esta tendencia.
En 2022, el presupuesto del Congreso ascendió a S/881 millones. Para el 2023, alcanzó los S/930 millones, con un 93% de ejecución, enfocado principalmente en pagos de personal. Finalmente, para el 2024, el Presupuesto Institucional de Apertura (PIA) ya proyecta un récord de S/1,412 millones, cifra que podría aumentar con modificaciones presupuestales.
El retorno a la bicameralidad y el gasto excesivo
Uno de los principales argumentos para el incremento del presupuesto es la implementación del sistema bicameral, que requerirá nuevas instalaciones y mayor personal. Como ejemplo, en noviembre de 2023, la Mesa Directiva aprobó la compra de un edificio en el Centro de Lima por US$13 millones, destinado a albergar a los futuros diputados y senadores.
Además, en el presente año, el Congreso solicitó un crédito suplementario de S/67 millones, de los cuales el Ejecutivo aprobó S/50 millones. Estos fondos se destinarán, entre otras cosas, a la revalorización de los puestos de trabajo congresales, lo que implica un aumento salarial para el personal.
¿Mejoró el desempeño del Legislativo?
A pesar de los incrementos presupuestales, el desempeño del Congreso sigue siendo cuestionado. Los altos gastos no se han traducido en una percepción de mayor eficiencia o representación ciudadana. Según analistas, el aumento del presupuesto debería ir acompañado de una revisión exhaustiva de las prioridades y la justificación de cada nuevo gasto.
La falta de austeridad, evidenciada en decisiones como la contratación de 300 nuevos trabajadores para comisiones o la compra de inmuebles, refuerza la percepción de un Congreso enfocado en sus intereses internos más que en las necesidades del país.
Conclusión
Con un presupuesto quintuplicado en las últimas dos décadas y la expectativa de un Congreso bicameral, queda la pregunta abierta: ¿Está el Legislativo cumpliendo con las expectativas de la ciudadanía? La transparencia en el manejo de estos recursos será crucial para recuperar la confianza en esta institución.