Mientras no haya nadie que se lo diga, y encima no proporcione la ubicación exacta, el alcalde no va a dar nunca una solución a la desastrosa situación en que se encuentran diversas avenidas en la ciudad de Puno. La labor de los gerentes, subgerentes y funcionarios demuestra que, mientras el alcalde no se los ordene de manera directa, los problemas de las calles no tendrán fin. Estos funcionarios, se comportan como críos desmañados a quienes se les tiene que ordenar todo para que hagan algo. Es la primera vez que escribo sobre la catastrófica situación de las calles de Puno, en particular de la avenida Floral, cerca al ingreso a la universidad del altiplano, que parece un verdadero campo minado; donde los choferes de las combis hacen malabares para mantener el equilibrio. Pero, aun así, por la cantidad de huecos, baches y hondonadas que alberga esta concurrida avenida cualquier carro finalmente tambalea, tiembla y trastabilla. Dentro de la combi los pasajeros brincan como popcor y se agarran de donde pueden, a veces de los respaldos de los asientos o a veces entre ellos mismos, el caso es no caerse.
Desde que Ponce ocupa el poder municipal, hace más de dos años, las calles no han recibido la más mínima atención. Gran cantidad de éstas se vienen descascarillando como pintura vieja bajo la lluvia, presentándose ante los choferes como un reto único y amenazante que, de manera inevitable, tienen que traspasar todos los días, aun sabiendo que al hacerlo sientan como si atravesaran una avenida Ucraniana. Ninguno de los funcionarios parece tomar conciencia de que esta es la ciudad capital de una región, que alberga a la principal universidad de la región y que es concurrida y visitada por miles y miles de personas y estudiantes que son transportados en diversos vehículos.
Es posible que el alcalde y sus funcionarios presten poca atención a este problema, porque andan concentrados en la campaña del burgomaestre, que codicia ser alcalde de Arequipa. Al parecer eso ha capturado todas las energías de su gestión. Puno ya no está entre sus objetivos. De ahí que, ni un parche, ni una capa de asfalto, ni una mirada a este problema. Sin embargo, diré, al menos, echen arena con brea a esos huecos. ¡Arena! No estamos pidiendo una autopista, solo un mínimo de respeto por los ciudadanos que transitan por estas rutas deshechas.
La pasividad y la indiferencia del alcalde, unidas a su falta de entusiasmo por ver a Puno en mejor forma, han hecho que parezca más un visitante de paso que un verdadero administrador de la ciudad. Espero equivocarme, pero en este momento el comportamiento del alcalde es de un burócrata con ambiciones personales, pero sin voluntad de servicio. Siento que a nuestro alcalde le hace falta salir a las calles, hablar con los ciudadanos, ensuciarse los zapatos hasta que entienda que cada bache es un insulto contra los ciudadanos. Que cada calle rota es simple y sencillamente un símbolo de una ciudad abandonada.
A diferencia de los anteriores alcaldes, a quienes se les reclamaba orden en el tránsito, a este se le reclama lo más básico: mantenimiento de calles. ¿Cómo es posible que en pleno 2025 tengamos que suplicar por que se tape los huecos de las avenidas? Lo más indignante de esta desdicha, es que este desastre no solo perjudica a quienes manejan las combis o autos personales. Lo peatones también sufren este atropello, pues, todos los días, ciclistas, comerciantes, turistas, estudiantes, y hasta el más humilde transeúnte surfean estos tramos devastados como auténticos soldados en un campo de batalla.