Nunca antes en la historia peruana, un gobierno civil ha asesinado a más de 20 civiles en sus primeros 10 días. Quien carece de un apoyo social, popularidad, bancada, partido o programa y solo se sienta en la bayoneta militar acabará perforado por esta.
La prensa y la derecha que nunca quiso aceptar a Castillo como presidente, ahora sí saludan a su vicepresidenta que se pasó de bando. Mientras Castillo militó 15 años en la centroderecha toledista y nunca se reclamó como socialista, Boluarte es parte del izquierdista «Grupo de Puebla» y se ha reclamado hasta hace poco como «marxista-leninista».
Pese a ello, ningún medio tradicional la cuestiona a ella, denuncia a sus ministros o destapa escándalos de corrupción de cualquiera de estos. Casi ni un solo diario ha puesto en su portada las balaceras que las FFAA ha disparado contra civiles en Ayacucho.
El Consejo de Estado se ha reunido. El Poder Juidicial y la Fiscal Benavides, que se han centrado en hacer múltiples denuncias contra Castillo, ni siquiera hablan de investigar al nuevo régimen por violaciones a los derechos humanos y crímenes. La derecha y el Congreso que dominan se han pasado de la oposición al oficialismo.
Dina es una muerta política en vida y no se puede descartar el que ella acabe como la boliviana Jeanine Añez presa y juzgada por crímenes de lesa humanidad. Si a Castillo se le acusaba de ser un improvisado, su sucesora es alguien que le ha superado en ello.
Quien dijo que iba a durar hasta julio 2026, ahora posiblemente no llegue ni al del 2023. El Congreso, mientras tanto, no ha podido votar a favor de un adelanto de elecciones. El fujimorismo quiere al menos 12 meses para prepararse para esta y poder cambiar al JNE, a la ONPE y a las reglas.
Así como desconocieron el mandato popular cuando 2 veces perdieron por poco en la segunda vuelta, ahora quieren tumbarse el veredicto de más del 80% de los peruanos que hace 4 diciembres votaron contra la reelección de congresistas y la bicameralidad.
M. Alva y la derecha más dura (RP y AvP) quieren demorar las elecciones porque sienten que carecen de popularidad y quieren seguir con sus fuertes posiciones en el Congreso para seguir cambiando a la constitución sin llamar a una asamblea que se dedique a hacer ello.
ÚNICA SALIDA: NUEVA CONSTITUYENTE YA.
Nuevas elecciones presidenciales y legislativas no arreglarían nada. Mantendríamos al mismo sistema, constitución y constantes entrampes entre un Legislativo que quiere gobernar y un Ejecutivo incapaz de gobernar. Es eso lo que ha hecho que en los últimos 55 meses hayamos tenido 7 personas a los que el Congreso haya reconocido como presidentes.
La única salida consiste en convocar a una ASAMBLEA CONSTITUYENTE CON PLENOS PODERES, la cual debe designar a un gobierno provisional. ¿De qué vale que elijamos a un Presidente que va a seguir siendo presidiario de otro Congreso o abrir una nueva dualidad de poderes entre el Legislativo y el Ejecutivo?.
Tuvimos 100 asambleístas en la constituyente de 1979 y 80 en la de 1993. Todos ellos fueron electos en un distrito único donde más o menos la mitad eran de Lima-Callao.
Varios departamentos se quedaron sin participar. En la del 93 todos sus 80 miembros tenían apellidos extranjeros y solo 2 donde uno de estos de origen autóctono.
En el Perú hemos tenido casi 20 cartas magnas y la que se elabore debe ser hecha de la manera más democrática y participativa.
En esta deben estar representantes de cada una de las 196 provincias, de las casi 50 naciones originarias, de los pueblos de origen africano y asiático, de los PEX, de las organizaciones sindicales, barriales, campesinas, populares, vecinales, ronderas, reservistas, femeninas, juveniles, estudiantiles, magisteriales, y otras (incluyendo a los reservistas, soldados y policías).
No se precisan de partidos (que en el Perú no funcionan y han sido triturados en las últimas elecciones del 2 de octubre) y es mejor que se pueda dar paso a múltiples listas locales.
No importa que esta asamblea tenga cientos de miembros. La democracia continua más antigua del mundo es la británica, en la cual hay 650 parlamentarios y casi 800 lores. Para evitar que los constituyentes representen a sus electores, todos ellos deben poder ser controlados y revocados por estos.
Esta asamblea debe ser soberana y tener la capacidad para reorganizar al país, para lo cual deberá discutir todos los temas sociales, políticos y económicos y decidir si queremos ser una república presidencialista o parlamentarista (y no ese híbrido que somos).
Esta asamblea debe ser convocada ya. Si este Legislativo y Ejecutivo que ya han perdido toda clase de popularidad o legalidad no es capaz de acordar ir a ello, son los cabildos abiertos y las asambleas populares en cada barrio, distrito, provincia y una centralizada a nivel nacional, la que deberá lograr imponer esa salida.
Isaac Bigio