Recientemente, en una operación antidrogas, fueron capturados tres militares y un policía vinculados a un clan o firma del narcotráfico. Al clan de Yove Auccatoma alías «Leche».
La nota ha circulado en los medios de prensa y redes sociales. Su impacto ha sido de sorpresa. Incluso, circuló otra nota vinculandolos con los Quispe Palomino.
Eso generó más sorpresa y una nota se viralizó. No tienen vinculación. Son tres militares y un policía vinculados con una firma narco. Esta también ha tenido un gran impacto mediático.
¿Qué es lo que provoca la sorpresa, el impacto mediático? ¿La captura de tres soldados y un policía en una organización criminal de la droga?
Dejémonos de hipocresía. No es la primera vez que militares y policías están en el tráfico ilícito de drogas. Eso viene desde el origen del narcotráfico y toda su evolución.
Algo más: es vox populi que la mayoría de militares y policías pagan a sus superiores para ir al Vraem u otra zona de producción de coca y cocaína.
¿Por qué pagan o «entregan» tres a cuatro sueldos para ir al Vraem? ¿Pagan para ir a ser héroes de la pacificación en manos el «terrorismo»? No es así.

Pagan porque hay un negocio criminal que, teniendo como pretexto la etiqueta de terrorismo asignado al clan Quispe Palomino, casi no se combate: el narcotráfico.
¿En qué radica el negocio? En el cobro de cupos a los mochileros y narcos locales a los que, la Dirandro, los agrandan como globos aerostáticos. A veces cobran más de la «tarifa».
¿En qué más ganan? En el caso de los policías de carreteras, en quedarse con la «merca» (droga) y luego revenderlos a un precio algo menor. O con la carga de hojas de coca.
Los policías y militares más avezados se dedican a mover cargas de drogas propias y con otras firmas. Esos ya son narcopolicías y narcomilitares.
Obviamente, ni ellos ni los clanes mueven la «merca». Para eso existe el sistema de distribución de la pasta y cocaína: los mochileros. Ellos ni ven la carga. Solo ven sus cuentas.
¿Y de cuánto estamos hablando en el Vraem? De más de 30 mil hectáreas de coca y unas 350 toneladas de cocaína. Ese es el gran negocio que nadie quiere tocar.
¿Hay generales y coroneles en este negocio? La respuesta es la siguiente: la cocaína del Vraem es un negocio de grandes. Los soldaditos y policías ganan de lo que cae de la mesa.
Jaime Antezana Rivera