La República que surgió en 1821 ha colapsado. Lo que tenemos es una caricatura de república casi en manos de organizaciones criminales. Una república fallida.
Lo que no logro según María Rostworowski el incario, ser una Nación, no se logró construir en el período republicano. Se quedó, parafraseando a Basadre, como una posibilidad.
En consecuencia, tampoco somos una comunidad nacional, como creyó el autor de Desborde Popular y crisis del Estado, Matos Mar, que llegamos a ser con las migraciones del 50 a los 80 que transformaron a la Lima Oligárquica en una popular y chola.
Y lo que es peor, debido al fujimorismo narco-corrupto y racista, se ha ahondado la vieja de fractura de la independencia más concedida que obtenida entre el sur y norte. Los dos Perúes pueden terminar en una guerra.
En ese paisaje de múltiples procesos fracasados, lo único real es que Lima ya no es la «Ciudad de los Reyes», sino -como intuyó José María Arguedas- una «Ciudad de Todas las Sangres», el nombre de una de sus novelas.
Ese es el más importante significado que tiene la marcha de los Cuatro Suyos que tomará la ciudad de Lima en su aniversario teniendo como principales protagonistas a los indígenas aimaras, quechuas y chankas que exigen la renuncia de Dina Boluarte y el adelanto de las elecciones generales para este año.
Jaime Antezana Rivera