En una marcha por la «democracia» en el centro de Lima, Rafael López Aliaga amenazó de muerte al candidato presidencial de Perú Libre, Pedro Castillo.
La amenaza fue directa y, coreado por los seguidores convocados por López Aliaga a esa marcha. Lo amenazaron, al igual que Cerrón, porque es «comunista».
¿Hay, en verdad, una amenaza «comunista»? El «comunismo» sólo existe en la cabeza de López Aliaga y sus seguidores. El estatismo es «comunismo».
Es un «comunismo» inventado por la derecha. El comunismo, según Marx en su famoso Manifiesto, es una sociedad sin clases, sin Estado.

Con este aclaración conceptual a la facción más bruta de la derecha, ¿qué significa la amenaza de muerte a Castillo? Lo que ha hecho López Aliaga y sus seguidores es un delito.
Es un delito con todas sus letras. Una cosa es decir muerte al etéreo «comunismo, que fue -y sigue siendo- un horizonte ideologico y otra cosa es decir muerte al candidato Castillo.
Pero, más allá del delito en ese acto, pocas veces se ha visto una marcha en nombre de la «democracia» en la que se amenaza de muerte a una persona por su apellido.
Ese tipo de amenazas nos remontan a prácticas del fascismo, que no solo amenazaban sino que asesinaban con nombre y apellidos a los judíos. Eso sí, el fascismo asesinaba por racismo.
O al Ku Klux Klan, una organización supremacista que amenazaba y asesinaba a los negros con nombres y apellidos. Lo común con el fascismo es su odio a la igualdad entre los seres humanos.
La amenaza a Pedro Castillo, si bien no es por el supremacismo racial, es porque -para ellos- representa el «comunismo». Es decir, por razones ideológicas.
Eso evoca a las dictaduras que se instalaron en los 70. Videla en Argentina o Pinochet en Chile, donde se asesinó por ser comunista o de izquierda.
La amenaza pública de Rafael López Aliaga a Pedro Castillo es otro dato que revela la matriz fascista que el representa. Antes fue su conservadurismo (no al aborto, no a la eutanasia, no al equidad de género, etc).
En conclusión, López Aliaga no solo encarna una ultraderecha conservadora sino claramente fascista. Una derecha que salió y ha vuelto a su matriz fujimorista. No tiene nada de pro-vida.
La amenaza de muerte a Castillo debe ser condenada por todos los sectores. La democracia no es compatible con ese comportamiento. Hay que frenar la variante nacional de Bolsonaro y Trump.
Si las demás derechas no se desmarcan de lo que ocurrió este 8 de mayo, en el Paseo de la República, eso le pasará la factura a la candidatura del Narcoestado: Keiko Fujimori.
Jaime Atezana Rivera
Analista político y en temas de narcotráfico