Ya lo había hecho. Hace tres semanas, cuando surgió -del Ideario de Perú Libre- el «cuco» del estatismo y comunismo, Pedro Castillo deslindó de esos planteamientos elaborados por el dueño del partido, Vladimir Cerrón, que lo cobija en este proceso electoral.
Aquella vez, en radio Exitosa, dijo: «en ningún momento de la campaña he planteado la confiscación y estatización» de los recursos naturales. Además, desautorizó a los voceros, incluido a Cerrón, el dueño del partido. «Seré el único vocero», señaló.

Ese deslinde con el ideario de Perú Libre y su autor, Cerrón, sin embargo, no fue divulgado por los demás medios. No les interesó. Más bien, utilizaron el contenido del ideario para etiquetarlo como ‘marxista leninista’ y «comunista'». O «chavista».
Así surgió el fantasma del «comunismo» como la amenaza a la «democracia» y la «libertad». La derecha levantó ese ‘fantasma» en paneles en Lima y sus lideres lo usaron para apoyar a Keiko Fujimori. El objetivo era convertirlo en «verdad» y asustar al electorado.
¿Por qué Castillo salió a deslindar con el ideario de Perú Libre y Cerrón? Pues Cerrón había señalado que esas propuestas se iban a ejecutar en el gobierno de Castillo y, además, porque una congresista había señalado un camino inconstitucional para elaborar la nueva Constitución.
En efecto, la congresista electa Zaira Arias en una entrevista en RPP, dijo que en un plazo no mayor de seis meses Castillo iba a «disolver» el congreso quedando en actividad la Comisión Permanente y convocaba a los asambleístas para que redacten la nueva Constitución.
Por esas dos razones, Castillo salió a deslindar con el «estatismo» trasnochado y retardatario de Cerrón y la inconstitucional propuesta de Arias para elaborar la nueva Constitución. «Quien va a gobernar soy yo», dijo de forma tajante.
Ahora ha vuelto a pronunciarse por una propuesta autoritaria del dueño de Perú Libre. El 3 de mayo, Cerrón señaló que «la nuestra no es la vía congresal para cambiar la Constitución». ¿Cuál es la vía que plantea Cerrón para la nueva Constitución?
«Hay una tercera vía…que el Ejecutivo haga un proyecto de ley y lo manda al Congreso y si lo rechaza lo vuelve a presentar por insistencia y si se rechaza la insistencia ya se hace la cuestión de confianza del gabinete y si se cae un gabinete ya sabemos lo qué pasa constitucionalmente cuando cae un segundo gabinete».
¿Qué significa esa tercera vía? Una sola cosa: autoritarismo. Esa vía anula la persuasión y concertación con las fuerzas políticas que plantearon la nueva Constitución en la campaña de la primera vuelta. Anula también la decisiva demanda ciudadana.
Lo que propone Cerrón es una vía de confrontación total. Todo en el marco oficial de la política. De ahí su naturaleza autoritaria. Y lo hace como si esa vía fuera compartida por el candidato Pedro Castillo, candidato de su partido Perú Libre.

Frente a esa propuesta de una vía no congresal de Cerrón, el 4 de mayo Castillo salió nuevamente a deslindar, a diferencia de la vez pasada, directa y frontalmente con la propuesta autoritaria del secretario general de Perú Libre.
«Vladimir Cerrón no tiene nada que ver en esta lucha», dijo Castillo. De esa manera, deslindó con la «tercera vía» planteada por Cerrón dejándolo y lo dejo fuera de escena. También dejaba claro quien es el que -de ganar las elecciones- gobernará el país.
Ese deslinde era necesario. Era necesario saber que es una propuesta unilateral del dueño del partido. También era necesario saber que Cerrón no forma parte de la lucha de Pedro Castillo. No depende de él, como pretendía presentarlo las derechas.
Es un mensaje claro y tajante que muchos exigían. Además, ya no carga con las propuestas «confiscadoras» y «estatistas» del ideario de Cerrón, ni tampoco con la sentencia que esté tiene en el Poder Judicial y su ineficiente gestión en el gobierno regional de Junín.
No hay, pues, una propuesta «estatista», ni «comunista», ni «chavista», ni un «marxismo leninismo mariateguismo». Lo que hay es una izquierda nacionalista populista con ingredientes antisistémicos que se van corrigiendo. Eso deja sin piso la campaña de satanización de los medios concentrados.
Jaime Antezana Rivera