Dos soldados heridos más, producto de una mina de miembros del clan Quispe Palomino, son el costo del «más importante operativo de los últimos 20 años» (El Comercio 12/08/22) que las FFAA ejecutan en Vizcatán, en el Vraem, desde el 11 de agosto pasado.
Con estos dos soldados heridos suman tres (el primero fue herido el primer día de la operación). En tanto el número de abatidos son dos: un marino y un policía, ambos caídos el segundo día del operativo militar y policial, el 12 de agosto. Eso se mantiene.
Estos son -hasta el momento- los costos sociales, más allá de los económicos y de la moral, que ha provocado las pequeñas columnas armadas de la narco-organización de Víctor Quispe Palomino, alias «José» a las FFAA y PNP.
¿Y qué ha logrado las FFAA, responsable de este operativo cuyo objetivo es golpear, capturar o abatir, a «José» y desarticular su pequeño narco-grupo armado? Materiales (laptop, equipos de radio comunicación, etc.), documentos y la difusión de que habrían logrado herir a «José» y abatir a otros miembros de su grupo. Eso es todo.
La información de haber herido a «José» y provocado varias «bajas» de sus huestes no son demostrables. Ni parecen haber ocurrido. Los dos soldados heridos de este lunes 15 de agosto son una muestra palmaria. Obvio: si «José» hubiera sido herido habría provocado una estampida en su organización.
¿Por qué? Lo que mantiene a la mayoría, sobre todo jóvenes, en este grupo armado no es la ideología política. El discurso ideologíco más «rojo» y el nombre de «Militarizado Partido Comunista del Perú», es cuento chino. Lo que mantiene a la mayoría en ese grupo cada vez más pequeño es el miedo a «José». También el miedo a morir si abandonan las filas y Vizcatán.
En conclusión, al quinto día del operativo militar en Vizcatán, se acentúa el fracaso del mismo. Las FFAA, al no lograr asestar el golpe a «José» y otros altos valores de este grupo armado al inicio de la operación como parte del factor sorpresa, no logró el control del complejo escenario territorial de Vizcatán
Por más bombardeos con helicópteros y aviones de guerra que realicen, serán sin son ni ton. A la nada. A los árboles y la espesa vegetación de la zona. Igualmente, por más tropas de refuerzo que envíen, solo los expondrán a emboscadas y minas.
El operativo militar de las FFAA, tal como fue planificado y diseñado (con helicópteros, aviones espías y bombardeos), estaba y está destinado al fracaso. Así, la luz de la experiencia del lapso 2012 al 2016, no se enfrenta a un grupo que conoce, controla y se mueve como pez en el agua nuestro «Vietnam», utilizado para sacar parte de las de 350 toneladas de cocaína que produce el Vraem.
¿Acaso las FFAA no saben que entre 2012 al 2016, un sistema de colaboradores que dejaron el clan Quispe Palomino privilegiando la inteligencia humana más escuchas e inteligencia digital, un eficaz grupo militar/policial de elite más voluntad política de Palacio, lograron dar rotundos golpes a ese grupo armado?
La caída de «William» (2012), «Alipio», «Alfonso» y «Gabriel» (2013), «Alejandro» (2016) y casi de «Antonio» (2017), son algunos de los golpes que abatió al 2do y 4to hombre de este grupo armado articulado orgánicamente al narcotráfico. Al llegar aquí, cabe la pregunta: ¿quieren o no las FFAA desarticular a este grupo armado? ¿Por qué envían a soldados y policías a la posibilidad de morir o ser heridos en una estrategia que fracaso en 2008 y 2012?
Autor: Jaime Artezana Rivera
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