La última declaración de Richard Hancco fue tan terrible que, apenas terminó de hablar, quedó expuesto como un inexperto dirigente comunal con megáfono: sin discurso ni estrategia política. Aunque la idea de hablar en público debió haber sido planeado para responder a las críticas sobre su gestión y dejar todo aclarado, lo que más bien ocurrió fue que su discurso generó mayor polémica e indignación. Digo esto, porque en lugar de responder las críticas con datos y argumentos consistentes, el gobernador decidió presentarse con las manos vacías, pero eso sí, expresarse a través de un combinado de sarcasmo, victimización y descalificación, sin pruebas concretas, de sus opositores y medios de comunicación.
De su discurso puedo decir que Richard Hancco tiene una visión errada de los hechos. Pues condena toda critica aduciendo que todo “𝘃𝗶𝗲𝗻𝗲 𝘁𝗲𝗻𝗱𝗶𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗮 𝗱𝗲𝘀𝘁𝗿𝘂𝗶𝗿 𝗹𝗮 𝗶𝗺𝗮𝗴𝗲𝗻 𝗱𝗲 𝗥𝗶𝗰𝗵𝗮𝗿𝗱 𝗛𝗮𝗻𝗰𝗰𝗼”. No cree que se trate de otra cosa, sino de él, de una campaña en su contra por la “expectativa” que él genera en el escenario político. Lo terrible es que bajo este argumento no reconoce que varias de las críticas a su gestión son en efecto reales y válidas. Pero que no son atendidos porque cree que son mentiras para dañar su imagen. Y en esa idea narcisista habla ante el público como una “pobre victima”, que en su “desosiego”, aprovecha para desacreditar a los que lo cuestionan y fiscalizan.
La verdad es que el discurso de Hancco, no es, como quizás se puede creer, propio de un gobernador: proporcionado y alturado. El uso del sarcasmo en sus palabras y sus gestos, para minimizar las criticas han sido realmente vulgares, sobre todo cuando dijo: «𝗗𝗲 𝗿𝗲𝗽𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗲𝘀𝘁𝗮 𝗴𝗲𝘀𝘁𝗶𝗼𝗻 𝗲𝘀 𝗽𝘂𝗲𝘀 𝗲𝘀 𝗲𝗹 𝗽𝗲𝗼𝗿, 𝘆𝗮𝘀𝘁𝗮, 𝗻𝗼 𝘁𝗲𝗻𝗴𝗮𝗻 𝗺𝗶𝗲𝗱𝗼, 𝘁𝗿𝗮𝗻𝗾𝘂𝗶𝗹𝗼𝘀, 𝘁𝗼𝗺𝗲𝗻𝘀𝗲 𝘂𝗻 𝗺𝗮𝘁𝗲𝘀𝗶𝘁𝗼 𝗱𝗲 𝘃𝗮𝗹𝗲𝗿𝗶𝗮𝗻𝗮 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗾𝘂𝗲 𝗱𝘂𝗲𝗿𝗺𝗮𝗻 𝘁𝗿𝗮𝗻𝗾𝘂𝗶𝗹𝗼𝘀. 𝗣𝗼𝗿𝗾𝘂𝗲 𝗲𝘀𝘁𝗮𝗻 𝘆𝗮 𝗺𝘂𝘆 𝗮𝗹𝘁𝗲𝗿𝗮𝗱𝗼𝘀 𝘆 𝗲𝘀𝘁𝗮𝗻 𝗵𝗮𝗰𝗶𝗲𝗻𝗱𝗼 𝗲𝗹 𝗿𝗶𝗱𝗶𝗰𝘂𝗹𝗼». Estas expresiones dejan ver claramente que la vocación del gobernador no es presentar información concreta, sino minimizar las críticas a través de la burla y la ridiculización de los que lo cuestionan.
Pero lo más cuestionable de su discurso fue cuando dijo: «𝗦𝗶 𝘁𝗮𝗻𝘁𝗼 𝗱𝗶𝗰𝗲𝗻 𝗾𝘂𝗲 𝗻𝘂𝗲𝘀𝘁𝗿𝗮 𝗴𝗲𝘀𝘁𝗶𝗼𝗻 𝗲𝘀 𝘂𝗻 𝗱𝗲𝘀𝗮𝘀𝘁𝗿𝗲, 𝗾𝘂𝗲 𝗻𝗼 𝗽𝗮𝘀𝗮 𝗻𝗮𝗱𝗮, ¿𝗽𝗼𝗿 𝗾𝘂𝗲 𝘀𝗲 𝗽𝗿𝗲𝗼𝗰𝘂𝗽𝗮𝗻?. 𝗣𝗼𝗿 𝗾𝘂𝗲 𝘁𝗮𝗻𝘁𝗼 𝗲𝘀𝗰𝗮𝗻𝗱𝗮𝗹𝗼 𝗮𝗻𝘁𝗲 𝘂𝗻𝗮 𝗽𝗼𝘀𝗶𝗯𝗶𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱 𝗱𝗲 𝗿𝗲𝗽𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗱𝗲 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗶𝗻𝘂𝗮𝗿, 𝗱𝗲𝗷𝗲𝗻𝗺𝗲 𝗲𝗻 𝗽𝗮𝘇, 𝗱𝗲 𝗿𝗲𝗽𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗲𝘀𝘁𝗮 𝗴𝗲𝘀𝘁𝗶𝗼𝗻 𝗲𝘀 𝗽𝘂𝗲𝘀 𝗲𝘀 𝗲𝗹 𝗽𝗲𝗼𝗿, 𝘆𝗮𝘀𝘁𝗮». Esta expresión que bien se puede comparar en un “Hagan el escándalo que quieran, igual no me importa», demuestra claramente que no tiene claro su función como servidor público. El gobernador, olvida que el gobierno regional no es una empresa privada, sino una entidad pública donde la ciudadanía y los medios de comunicación tiene todo el derecho y el deber de fiscalizar la gestión pública.
Estas desafortunadas palabras dejan ver claramente que Richard Hancco no quiere vigilancia. Su discurso desafiante y retador, con tintes de “conchudez”, solo busca rebajar las críticas y deshacerse de su responsabilidad. Esto, en suma, indica de manera flagrante que menosprecia las preocupaciones públicas. No le importa lo que digan de él o su gestión, para el todo está bien. Lo único que cabe en su cabeza es que todos buscan dañar su candidatura, como vicepresidente nacional por Somos Perú en las próximas elecciones.
