Madre de Dios experimentará, en un corto a mediano plazo, un escenario climático caracterizado por un aumento notable de la temperatura, un debilitamiento de frentes fríos o friajes y una reducción de la temporada anual de lluvias. Este panorama, que se manifestará de manera abrupta en el transcurso de los próximos 77 años, es respaldado por observaciones científicas, modelos de predicción y percepciones locales.
Los hallazgos mencionados se describen en el informe ‘Impactos del cambio climático sobre los pueblos indígenas de Madre de Dios’, elaborado por la organización ambiental estadounidense EarthRights International (ERI) y la Federación Nativa del Río Madre de Dios y Afluentes (Fenamad). El documento también concluye que el riesgo climático que enfrentan los pueblos indígenas de Madre de Dios es alto, aunque varía según sus diferentes historias, capacidades, ubicaciones y circunstancias particulares.
Esto se agrava debido a las condiciones socioeconómicas desfavorables a las que están sujetos y a la confrontación “con poderosas voluntades antagónicas que provienen tanto del Estado como de la sociedad circundante”. Como consecuencia,
«los medios de vida y los recursos naturales de los pueblos indígenas en esta región se verán negativamente afectados, amenazando su economía y supervivencia cultural”.
Cambio climático en Madre de Dios
Madre de Dios, llamada la ‘capital de la biodiversidad’, está habitado por siete pueblos indígenas: Harakbut, Ese Eja, Yine, Matsigenka, Kichua Runa, Shipibo y Amahuaca, asentados en su mayoría en comunidades nativas. Cabe precisar que un número no determinado de familias Matsigenka y Yine, conocidos como ‘Mashco Piros’, viven en situación de aislamiento.
Hasta el momento, en esta región amazónica no se ha reportado impactos dramáticos asociados con el cambio climático. Pero los efectos de este fenómeno se sienten a través de las altas temperaturas, las sequías y el friaje, que ponen en peligro la productividad del bosque y aumenta el riesgo de inundaciones.
Esta degradación del ecosistema afecta de manera directa y desproporcionada a los pueblos indígenas, cuya preservación física y cultural está íntimamente ligada a la especial relación que tienen con sus territorios y a las actividades que allí realizan, como la pesca, caza y recolección.
Economías ilegales que impactan a la región
A pesar de contener áreas protegidas en el 56% de su territorio, Madre de Dios enfrenta problemas graves a causa de actividades ilegales “que el Estado ha sido incapaz de reprimir o revertir”. Entre ellas se incluye la deforestación, las quemas agropecuarias, la minería aurífera en ríos, la tala ilegal, el narcotráfico y la ampliación de carreteras en áreas antes no colonizadas y que se mantenían en buen estado de conservación.
Estas actividades contribuyen a la aceleración del cambio climático y agudizan sus efectos. Además, deterioran la seguridad de los colectivos, los derechos sobre los territorios, la seguridad alimentaria, la salud y el bienestar, en general, de los pueblos indígenas, que quedan expuestos a individuos violentos y a contaminantes. Las mujeres y los niños son más vulnerables.
Aumento de temperatura en la Amazonía
En los últimos meses, las regiones de la Amazonía peruana han registrado temperaturas diurnas elevadas. El reporte más reciente de monitoreo meteorológico del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (Senamhi), detalla que la ciudad de Puerto Maldonado y el distrito de Iñapari, en Madre de Dios, alcanzaron los 37.0 °C y 39.0 °C, respectivamente.
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