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La «Justicia Divina» de Sagasti: La auditoría internacional de Keiko Fujimori.

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Por Jaime Antezana Rivera

Con la consigna «Si los peruanos queremos saber la verdad, auditoría internacional ya», el fujimorismo se juega su última carta para seguir dilatando la proclamación del ganador de las elecciones por el JNE. Todas las demás, por falta de pruebas, fueron rechazadas.

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Esa es la verdad. No es cierto que buscan una verdad críptica o insondable al no obtener el padrón de electores por mesas vía el Habeas Data. Esa fue una treta legal más. Simplemente no pudieron mostrar una sola prueba del «fraude» que inventaron.

Ni hay firmas falsas en las actas, ni hay ni una sola suplantación de miembros en mesas, ni tampoco -lo más delirante que dijeron- firmas de un mismo «puño gráfico» en varias regiones. Por eso, fueron declaradas infundadas por los JEE y, una fracción, por el JNE.

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Eso no les interesa. Sin embargo, algo propio de un grupo religioso ocurrió en la vigilia que organizó Fuerza Popular, el sábado 26 de junio, en la plaza San Martin. Allí, ante velas encendidas y un crucifijo, Keiko Fujimori pidió ayuda a la «justicia divina». Esa perorata casi religiosa se dió en un marco de gritos de «No al fraude».

«Hay una justicia humana y hay una justicia electoral. Ambas se pueden equivocar, pero hay una justicia divina que todo lo ve, que todo lo sabe y a quienes pedimos que nos abra el camino de la verdad, que guíe nuestros pasos.», dijo Keiko Fujimori a sus seguidores.

Después de una alocución similar a una oración sacerdotal, aludió a lo medular de su pedido a la «justicia divina:»… queremos justicia electoral, queremos que se respete la voluntad popular…». Cuando todo indicaba que le pedían «justicia electoral» a la «justicia divina» (justicia a Dios), señaló «te perdimos señor, que le des sabiduría a la autoridades que tienen que tomar una decisión tan importante».

En otras palabras, no pedían «justicia electoral» a la «justicia divina» que trasciende lo terrenal, sino a las autoridades de carne y hueso. ¿A qué autoridades o autoridad le van a pedir la «justicia electoral»? Nada menos ni nada más que -como lo habían pedido en conferencia de prensa en la víspera- al presidente Francisco Sagasti.

Posteriormente, Keiko Fujimori, a través de su cuenta de Twitter, lo dejó más claro:» El lunes 28, me acercaré a Palacio de Gobierno. Ojalá tenga la posibilidad de conversar con el presidente Sagasti y si no le dejaré la carta solicitando una auditoría Internacional (al proceso electoral)». Luego, lo dió a conocer por los medios de comunicación.

¿Qué buscan con esa auditoría internacional del proceso electoral? Que se analicen – según Keiko Fujimori- las irregularidades, las trampas que hicieron en mesa. Irregularidades y trampas que no pudieron probar. En suma, buscan «justicia electoral» no en la «justicia divina» sino en el apoyo del presidente Sagasti, al que quieren censurar el 30 de junio próximo en el Congreso.

¿Aceptará Sagasti apoyar ese pedido fujimorista o lo rechazará cuando el proceso electoral ha sido considerado «libre, limpio y democrático» por las delegaciones de la OEA, la Unión Europea y los EEUU? Esperemos que Sagasti esté a la altura de las circunstancias y no acepté un pedido que a todas luces es un chantaje político.

Toda la referencia a la «justicia divina» que «todo lo ve» y «todo lo sabe» que, por primera vez, hizo Keiko Fujimori era para anunciar la entrega del último recurso para seguir con la cantaleta de la auditoría internacional. Primero fue al sistema informático de la Onpe ahora al proceso electoral.

¿Buscan la verdad si hubo o no «fraude»? Esa «verdad» solo existe en sus cabezas y discursos de sus concentraciones y frases de las redes sociales. Lo real es que es un recurso para alargar más aún la proclamación de Pedro Castillo como Presidente de la República.

¿Y por qué recurren al presidente Francisco Sagasti a quien, no hace mucho, le acusaron de intromisión en el proceso electoral cuando llamó a Mario Vargas Llosa? Muy sencillo: solo el presidente Sagasti lo puede hacer viable. Nadie más.

¿Qué puede pasar si el presidente Francisco Sagasti no la recibe personalmente, cosa probable, ni responde afirmativamente al pedido? Es posible que sea «decapitado» o censurado por la mayoría narco-corrupta el día que el congreso vea la moción en compas de espera en el Congreso.

Para el narcofujimorismo y la coalición que la apoya no hay, en la cuestión de llegar al poder, nada «divino». Más bien, parecen haber adoptado del maoismo polpotiano de su enemigo/aliado Sendero Luminoso (SL) la frase «Salvó el poder, todo es ilusión». Ya lo veremos.

Jaime Antezana Rivera. Foto: Facebook

Por: Jaime Antezana Rivera

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