El golpe de Estado de Pedro Castillo no cuajó. Tampoco hubo el narco-golpe de la coalición criminal. El desenlace de la crisis política ha sido otro.
El Congreso, que no se dio por enterado del ”cierre”, vacó a Castillo y su destino es la cárcel. Pero, eso sí, no pudo plasmar su plan mayor.
En efecto, tras vacar a Castillo ha decidido por la sucesión constitucional con Dina Boluarte como presidenta de transición.
La juramentación de Dina Boluarte cerrará la crisis política. Y esperemos la ingobernabilidad que signo el gobierno de Castillo.
En consecuencia, no se produjo el plan de la coalición criminal (FP, APP, Podemos, RP, Avanza País y una parte de AP): el narco-golpe.
Ese narco-golpe buscaba el poder total. Y lo único que les faltaba era el Ejecutivo. Ya tienen el Ministerio Público, la JNJ y Tribunal Constitucional.
No lo lograron. El narco-golpismo tiene que conformarse con Boluarte para el gobierno de transición. También con quedarse en sus curules.
Así será. Lo que se viene en el primer mensaje de Boluarte es la convocatoria a elecciones presidenciales. O sea, no se van todos.
En conclusión, no se produjo el narco-golpe y se cayó el golpe de Estado castillista. Sin embargo, el primero sigue siendo un riesgo.
Jaime Antezana Rivera