El protagonismo que han cobrado las fronteras peruanas y al discurso xenófobo que desde el Gobierno de extrema derecha y la Alcaldía de Lima se busca instalar para desviar la atención del problema de fondo y criminalizar a personas, toca decir algunas obviedades que, en estos tiempos, es responsable recordar.
Por ejemplo, que ninguna persona es ilegal, que no tener papeles no te hace un criminal y que querer migrar de un país a otro en búsqueda de mejores oportunidades de vida para ti y los tuyos no es un delito.
Bajo el paraguas del 1o de mayo que celebramos ayer, conviene también recordar que ya sea nativa o extranjera hablamos de la misma clase obrera.
De los mismos abusos cometidos por el capital contra trabajadores y trabajadoras al margen del DNI que porten y que en muchas ocasiones se utiliza el discurso xenófobo como vía de justificar abusos mayores a migrantes que, por su condición, se encuentran de manera injusta en situaciones de mayor vulnerabilidad.
Sobre esto escribí para Noticias SER a partir de la experiencia migrante en Europa en que la estrategia de criminalización contra nosotros es bandera de la extrema derecha para evitar hablar de políticas de protección para las mujeres, de mejoras en las condiciones laborales de todos y todas o de alianzas entre países para garantizar el tránsito seguro y respetuoso de los DDHH de quienes migran.
El guión en Perú no es original. Es un calco y copia del guión del partido nazi español VOX, de la ultra Le Pen en Francia o Meloni en Italia, etc.
En Perú, ademas, la dictadora Boluarte lo utiliza para desviar la atención sobre su propia incapacidad de gobernar apuntando, nuevamente, a los más frágiles.
No caigamos en la trampa y, sobre todo, no les permitamos gobernar generando odio entre los que unidos y unidas podemos derrocarlos. Y por eso nos quieren peleados entre nosotros y nosotras.
Laura Arroyo Gárate
