Lo que faltaba para seguir «terruqueando». Este sábado 10 de febrero, en puerto Cocos, en el distrito de Pichari, La Convención, Cusco, una columna del grupo armado del clan Quispe Palomino emboscó a una unidad policial dejando siete policías muertos.
Esta, como la totalidad de ataques contra la policía, con excepción de las operaciones mixtas (militar/policial), sería una narco-emboscada. ¿Por qué? De acuerdo a una fuente confiable, los policías estaban en horas de la madrugada cuando fueron atacados de sorpresa por la columna de la narco-organización de «José».

¿Qué hacía una unidad policial en esa zona en horas de la madrugada? «Van a quitar la droga (a los narcos) y quitar la coca (a las coqueras)», señaló nuestra fuente. La mayoría de policías que se desplazan en ese horario lo hacen por la «merca» (droga), «cupos» (dinero), hojas de coca e insumos.
Por esas razones, desde diciembre de 2006 hasta la fecha, las columnas de «José» han emboscado a efectivos policiales, unidades policiales y, en noviembre de 2007, una comisaría. Las emboscadas serían un «ajuste de cuentas» con los policías que se dedican a quedarse con la droga, cobrar cupos en exceso y la coca.
Lo novedoso es que está emboscada lo ejecutaron cerca a Pichari, el corazón del Comando Especial Vraem y del Frente Policial, donde no realizaron ataques. Eso podría explicarse por dos datos: uno, el silencio del jefe «comunista» llamado «José» ante las protestas y el descuido de los policías que se pusieron a tiro. Un golpe sin mucho esfuerzo.

Ahora, más allá de que los policías se hayan ido a «quitar la droga» y la «coca» , este emboscada será presentado como una acción «terrorista» y no como una narco-emboscada de brazo armado del narcotráfico. Se hará creer que el «terrorismo» es el gran problema de todo el Perú.
Y se seguirá «terruqueando» a una escala mayor, incluso, que cuando SL llegó a tener presencia en 3/4 partes del territorio nacional en los 80 e inicios de los 90.
Jaime Antezana Rivera